Una investigación aparecida en la revista ‘FASEB Journal’ demuestra que las madres embarazadas que consumen ‘comida basura’ pasan a sus bebés este hábito.
La alimentación de la madre durante el embarazo ‘educa’ las papilas gustativas del feto a través del líquido amniótico. Por ejemplo, si la madre tiene una dieta rica en frutas y vegetales, el bebé aceptará más rápidamente estos alimentos cuando empiezan a ser introducidos en su dieta sólida.
Esta habituación del paladar se extiende también al periodo de la lactancia. Pero, lamentablemente, la habituación no está reservada exclusivamente a los alimentos saludables sino también a los que no lo son.
Comida basura, adictiva también para los bebés
Estos investigadores demuestran en este estudio llevado a cabo en ratas, que este efecto se debe a los cambios que la dieta materna induce sobre el circuito de señalización de opiáceos en el cerebro del recién nacido. Esto hace a los bebés menos respondedores a los opiáceos, que son liberados de manera natural cuando se consumen alimentos ricos en azúcar y grasas, produciendo sensación de bienestar. Como resultado de esta tolerancia a la ‘comida basura’, los bebés necesitan consumir más para conseguir la sensación de bienestar esperada, lo que les lleva a la obesidad y a otros problemas metabólicos que con el tiempo aumentarán el riesgo cardiovascular y de otras enfermedades.
Así, el consumo de comida ‘basura’ se puede considerar como una adición, ya que utiliza los mismos circuitos químicos que las drogas comunes (opio, morfina o heroína).
http://www.elmundo.es/elmundosalud/2013/03/26/noticias/1364325801.html