¿Por qué ante la misma experiencia ciertas personas tiran hacia delante saliendo fortalecidas de la misma y otras no, desarrollando un trastorno de estrés postraumático o depresión?. El equipo de Michael Meany y colaboradores, de Canadá, encontró que todo dependía de las primeras experiencias del bebé con sus cuidadores. Parece ser que nacemos con un gen antiestrés, que está bloqueado al nacer. La manera de desbloquearlo es con los cuidados maternales: dar de mamar al niño, cogerle, acunarle…
Ya hace décadas que se viene estudiando el efecto en la edad adulta a través del apego que se crea entre madre y bebé o cuidadores principales y bebé. Autores como John Bowlby, Mary Ainsworth o Harry Harlow establecieron las bases por las cuales se sabe que el bebé tiene la necesidad de estar próximo a su madre, de ser acunado en brazos, protegido y cuidado. Es la Teoría del Apego.
¿Cómo podemos sembrar el terreno para que el día de mañana los bebés sean adultos que salgan fortalecidos o crezcan después de las adversidades de la vida? Crear un apego seguro, es decir, contacto físico constante con el bebé, atender y entender su angustia o estado emocional sin minusvalorarlo, mirarle con ojos amorosos, dar seguridad tanto emocional como física, mostrar que el mundo y las personas son confiables, que puede predecir su comportamiento, etc.
http://cristinasilvente.wordpress.com/2012/06/14/el-apego-seguro-clave-para-criar-hijos-resilientes/