Feliz día del padre, a ti, futuro papá.

Pronto vas a ser papá.
La mamá ha decidido que la acompañarás en el parto. Ni siquiera te lo ha preguntado, pero ya te ha apuntado a las clases de educación maternal, así que no tienes escapatoria. Pero te preguntas: ¿Sabré hacerlo? ¿Sabré estar? ¿Y si me desmayo?

 

Sabrás hacerlo. Te lo puedo asegurar. Llevo vistos muchos, muchos partos. Desde la retaguardia, como me gusta decir. Estoy ahí como si no estuviera. Porque si todo va bien, el pediatra en el parto está de mero observador, como de visita. Para dar la enhorabuena a la nueva familia y poco más. Y desde esa posición privilegiada podemos observar a todos y cada uno de los padres que acompañan a las mamás. La futura mamá puede elegir a quién quiera para que la acompañe durante el parto. Puede elegir a su madre, a una hermana o a una amiga. Pero en general la mamá prefiere que en ese momento especial de su vida, con ella esté el futuro padre. ¿Por qué será?
Porque te tiene confianza. Porque sabe que sabrás hacerlo. Sabrás apretarle la mano cuando el miedo la haga temblar. Sabrás servirle de apoyo cuando quiera cambiar de postura en esa incómoda camilla, cuando apenas se pueda mover con el barrigón y las correas del monitor. Sabrás abanicarla más fuerte cuando las contracciones la hagan sudar del esfuerzo. Sabrás susurrarle al oído (o gritarle a los 4 vientos, eso va en gustos) que  siga empujando, que ella puede. Sabrás mentirle, como hacemos todos, y también le dirás que es el último empujoncito, que ya sale.
Pero también porque quiere que disfrutes con ella del mágico momento de verle la carita por primera vez a tu bebé. Aunque ante la primera visión de esa cabecita, toda arrugada y sucia, te dé la impresión de que te vas a caer redondo. No te vas a caer. Te lo aseguro. Respira tranquilo. Pero respira, que la que tiene que aguantar la respiración para empujar más fuerte es ella. Tu solo respira y disfruta. Cuando salga la cabecita podrás agarrarlo para ponérselo en el pecho  a la madre. Pero agárralo fuerte, que está mojado y resbala. Y no se rompe, no te preocupes, no le haces daño.  Ya está aquí.. Huélelo, bésalo, ya es tuyo. Te lo has ganado.
¡Feliz día del padre!

 

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