El cigarrillo electrónico en un aparato que vaporiza la sustancia contenida en los cartuchos, provocando la expulsión de vapor que imita al humo en el cigarrillo tradicional y enciende un LED color naranja que simula el acto de fumar.
La boquilla del aparato contiene un cartucho lleno de líquido. Las principales sustancias que contiene el líquido son: propilenglicol y/o glicerina vegetal, nicotina en diferentes dosis como opcional (por lo general entre 0 mg y 36 miligramos por mililitro), sabores y aromas opcionales.
En España no están regulados como medicamentos ni como productos sanitarios.
La agencia estadounidense del medicamento analizó varias marcas de estos e-cigarrillos y alertó de la presencia de sustancias cancerígenas (nitrosaminas, por ejemplo) y tóxicas (como el dietilenglicol, que es un anticongelante).Todo ello, sin olvidar la nicotina que no siempre aparece reflejada en la composición de las recargas.
La Organización Mundial de la Salud advierte que todavía no hay ninguna evidencia que demuestre la seguridad o la eficacia de estos e-cigarrillos. De hecho, prohibió usar como reclamo que son una ayuda para dejar de fumar. Para ello tendrían que estar avalados científicamente y cumplir con la legislación que rige al resto de productos aprobados a tal efecto (chicles, parches, comprimidos de nicotina y medicamentos específicos).
La Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria de los Productos de Salud recomienda tener mucho cuidado con el uso de los cigarrillos electrónicos. Sin embargo lo consideran una ayuda para detener el tabaquismo y para ello planean elaborar la reglamentación de este producto como un nuevo medicamento contando con la asesoría de expertos toxicólogos.
La nueva normativa de la UE seguirá permitiendo el uso de cigarrillos electrónicos en lugares públicos y lo que hará será regular el producto, que no deberá sobrepasar un determinado nivel de la nicotina que emite en forma de vapor.