Cuando una enfermedad de consecuencias tan nefastas como la meningitis te golpea de cerca es normal sentir miedo y preocuparse por los más vulnerables de la casa: los niños.
Recientemente en mi entorno, una chica muy joven sufrió una meningitis y acabó con secuelas graves. La difusión por redes sociales sembró inquietud en muchos padres que acudieron a informarse sobre la meningitis y sus vacunas, razón por la que quiero explicar brevemente lo que hay que saber sobre estos temas.
La meningitis es una inflamación de la membrana que recubre el cerebro y la causa puede ser vírica o bacteriana. Los virus producen una infección leve, pero las verdaderamente preocupantes son las infecciones bacterianas, y entre ellas, las producidas por el meningococo. Porque altera muy rápidamente todas las funciones del sistema nervioso y se extiende con facilidad produciendo una infección generalizada de la sangre que afecta a todo el organismo. Esta infección llamada sepsis puede matar a 1 de cada 10 afectados y puede dejar secuelas en 2 ó 3 de cada 10 supervivientes.
Hay 12 tipos de meningococo de los cuales 5 son responsables de producir enfermedad. Son los tipo A, B, C, W e Y. El tipo A es el causante de grandes epidemias en África. El tipo B es el predominante en Europa, para el que ya disponemos de vacuna (Bexsero ® y más recientemente Trumenba ® para los adolescentes). El tipo C ha disminuido espectacularmente en España tras la introducción de la vacuna en el año 2000 y los pocos casos que se ven suceden en población que por edad no está vacunada. El tipo W era característico de Reino Unido, Argentina y Chile y el tipo Y se veía en EEUU, Japón, Colombia y Sudáfrica, pero la situación está cambiando.
A partir de 2007, en Reino Unido y los países nórdicos detectaron un aumento del tipo W que además se comportaba de un modo peculiar. Afectaba a adolescentes y en lugar de producir fiebre alta, intenso dolor de cabeza, vómitos y rigidez del cuello, como es lo habitual en las meningitis, se manifestaba con un cuadro de vómitos y diarrea, a veces sin fiebre, lo que retrasaba el diagnóstico y empeoraba la evolución. En Reino Unido los casos se dispararon a partir del 2014, por lo que decidieron introducir la vacuna en el calendario.
En España la meningitis es una enfermedad de declaración obligatoria lo que nos permite saber exactamente dónde y cuándo se producen los casos. Los recuentos anuales se hacen por temporadas, que coinciden aproximadamente con el curso escolar. Casi un 60% de las meningitis se producen por el meningococo B (del que protege Bexsero ® y más recientemente también Trumenba ®). El tipo C prácticamente ha desaparecido en niños desde que se incluyó la vacuna en el calendario y hasta la temporada 2015/2016 los tipos W e Y eran muy poco frecuentes. Hasta entonces se venían produciendo menos de 10 casos al año de meningitis por el tipo W, y unos 5 por el tipo Y. En la temporada 2016-2017 se duplicaron los casos, registrándose 22 casos de meningitis W y 17 de Y. Recién terminada la temporada actual (2017/2018) las cifras se han vuelto a duplicar y se han contabilizado 48 casos del tipo W y 35 del Y. Parece claro que en España, como ya se está viendo en otros países europeos, los casos de meningitis por los tipos W e Y empiezan a aumentar considerablemente pero, ¿son realmente preocupantes estos valores?
A nivel individual parece que sí. A cualquier padre le preocupa que su hijo contraiga una enfermedad gravísima como una meningitis, aunque las probabilidades sean pequeñas. Porque se producen casi 10 casos de meningitis al año por 100 000 niños menores de 1 año. Puede parecer poco, pero para hacernos una idea, la probabilidad de ganar el gordo de la lotería de navidad es de 1 entre 100 000, y aún así jugamos con la ilusión de ganar.
A nivel poblacional, quienes tienen la responsabilidad de decidir si se debe vacunar o no a todos los niños son las autoridades de salud pública, que tienen que valorar muchos otros factores antes de tomar una decisión así. Por ejemplo, cuando se incluyó la vacuna contra la meningitis C, se habían llegado a producir más de 150 casos en 1 año. Probablemente si las cifras continúan aumentando en los próximos meses o años la situación cambie, pero a día de hoy las recomendaciones del Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría (AEP) para administrar la vacuna que protege contra los tipos ACWY son las siguientes:
- Vacunación sistemática a los 12 meses y a los 12-14 años, con un rescate progresivo hasta los 19 años.
- Niños que vayan a residir en países en los que la vacuna esté indicada en la adolescencia, como EE. UU., Canadá, Reino Unido, Austria, Grecia, Holanda o Italia.
- Niños desde las 6 semanas de vida que vayan a viajar a países con alta incidencia de los tipos incluidos en la vacuna o que tengan factores de riesgo para infección grave (falta de bazo, problemas de inmunidad, episodio previo de infección por meningococo o si ha estado en contacto con un enfermo durante un brote epidémico)
- El CAV también recomienda informar sobre esta vacuna a aquellos padres que quieran ampliar la protección individual en sus hijos.
Disponemos de dos vacunas que protegen contra los tipos ACWY. Nimenrix ®, autorizada para niños desde 6 semanas y Menveo® desde los 2 años. No se trata de vacunas nuevas, ya que anteriormente estaban disponibles en los centros de vacunación internacional para viajeros a zonas de riesgo. La diferencia es que actualmente también se pueden comprar en la farmacia para que cualquier niño se pueda vacunar si los padres deciden, con el consejo de su pediatra.
Puedes ampliar información aquí
Página Enfamilia de la AEP
Información para padres del CAV
Artículo muy interesante.
Con todo el respeto, añadiría que todas estas vacunas requieren receta médica para comprarlas en la farmacia.
Soy farmacéutico y no os podeis ni imaginar la cantidad de gente que viene a la farmacia diciendo -“dame la vacuna nueva esa que están recomendando”-
Como comprenderán debemos pedir receta no solo porque así lo exige la ley sino para evitar confusiones.
Una vez más felicidades por su artículo.
Tienes toda la razón, Álvaro. Las vacunas, al igual que los antibióticos, siempre con receta. Gracias por la aportación.