Cuando se acerca el verano volvemos a hablar de medidas para prevenir los ahogamientos en niños. Porque aunque cada año volvemos a insistir en la prevención, los resultados siguen siendo catastróficos y siguen muriendo niños ahogados cada verano. ¿Que está pasando?
Quizás lo que pasa es que pensamos que prevenir los ahogamientos infantiles es solo una tarea del verano. Solo nos acordamos cuando llega el calor y estamos pensando en la playa o la piscina. Pero la prevención incluye tareas que nos deberían ocupar todo el año.
Invierno
Si no está cubierta y no se va a utiliza, hay que asegurarse de que la piscina es inaccesible para los niños. Para ello lo ideal es que esté vallada correctamente. En España no existe una normativa que regule el vallado de las piscinas privadas, pero generalmente las empresas instaladoras se rigen por la normativa francesa, donde sí está regulado. La valla debe rodear completamente la piscina, tener una altura de al menos 120 cm, debe contar con un sistema de cierre automático para que no se pueda quedar abierta por un descuido y el cierre debe ser inaccesible para el niño. La estructura debe ser imposible de escalar y de materiales seguros que impidan lesiones y cortes si el niño intenta subirse a ella.
Otoño
Con el comienzo del curso escolar es el momento para apuntar a los niños a aprender a nadar. Saber nadar no es un seguro de vida, pero un niño de más de 1 año de edad que sabe nadar tiene un 88% menos de riesgo de ahogarse, según datos de la Academia Americana de Pediatría. En niños más pequeños no se ha demostrado que las clases de natación supongan un impacto en el riesgo de ahogamiento y sí parece que tendrían más riesgo de asma y de problemas respiratorios si practican natación en piscinas cloradas cerradas, ya que los vapores de cloro que emiten podrían dañar los bronquios en desarrollo. En estos casos se recomienda que aprendan a nadar en piscinas cloradas bien ventiladas o en piscinas de agua salada.
Primavera
Cuando llega la primavera es el momento de renovar bañadores, chancla, parasoles y todos los juguetes que se nos ocurran para ir a la playa a divertirse y jugar. Pero sin olvidar que flotadores, manguitos, churros y otros artilugios no son útiles para enseñar a nadar y no son seguros para prevenir ahogamientos. Si queremos un dispositivo de seguridad lo mejor es comprar un chaleco salvavidas correctamente homologado y aprender a utilizarlo adecuadamente.
Verano
Y cuando por fin llega el verano es el momento de no perder de vista a los pequeños ni un solo instante cuando esté cerca del agua. No dejarlos nunca bajo la responsabilidad de los hermanos mayores y si le pasamos la responsabilidad a otro adulto, debemos asegurarnos de que se ha enterado y sabe que tiene que vigilar al niño. Incluso habiendo socorristas, la vigilancia de los más pequeños es nuestra responsabilidad. Y lo mejor es no perderlos de vista ni un solo instante. En segundos puede estar fuera del alcance de nuestras manos y ahogarse. La norma 10/20 nos puede resultar útil para recordar que hay que mirar al niño cada 10 segundos y debemos mantenernos a una distancia desde la que podamos alcanzarlo con el brazo en 20 segundos.
El verano es una época muy divertida para los niños, que habitualmente adoran el agua. Hagamos que la experiencia en la playa o la piscina sea magnífica, evitando riesgos innecesarios.