Hace unos meses se publicaba en prensa una entrevista al Dr Estivill hablando sobre su famoso libro «Duérmete, niño (edición actualizada y ampliada)». Me llamó la atención porque desde el mismo título de la entrevista intenta dejar claro que el método no consiste en dejar llorar a los niños. Precisamente lo que hace que éste método sea tan conocido y lo que genera opiniones tan dispares a favor y en contra es que recomienda dejar a los niños despiertos en la cuna para que se duerman solos, aunque haya que dejarlos que lloren.
Decidí leer la entrevista completa, a ver si era capaz de cambiar mi opinión sobre su controvertido método, ya que cuando yo leí el libro, que sería una de las primeras ediciones, el método sí consistía en dejarles llorar.
Basado en el método Ferber (pediatra americano también experto en sueño, como nuestro Estivill), proponía dejar al niño solo en la cuna hasta que se durmiera, dejándolo llorar por períodos progresivamente mayores. La teoría es que el niño acaba comprendiendo que, aunque llore, solo lo consolarán brevemente pero al final lo dejarán solo para dormir, con lo que aprenderá a dormirse solo.
Parece ser que en esta nueva edición (actualizada y ampliada) no se deja llorar a los niños. Estaría bueno. Que un profesional recomendara a estas alturas que se puede dejar llorar «tranquilamente» a los niños. cuando hay cada vez mas evidencias que dejarlos llorar es perjudicial para su desarrollo. Se sabe que el llanto provoca un aumento en el cortisol sanguíneo, hormona que se produce en respuesta al estrés. Esta hormona, actuando sobre un sistema nervioso en pleno desarrollo, condicionará la forma en que ese niño reaccionará ante el estrés en su vida futura. Los partidarios del método dirán que por 2 o 3 días que llore un poquito no pasará nada. Pero sí pasa.
Sin embargo, en la entrevista, el Dr Estivill insiste en que se puede enseñar a dormir a un niño desde el primer día de vida. ¿Enseñar a dormir?
En primer lugar quiero aclarar que no soy experta en sueño (un detalle que el Dr Estivill se empeña en remarcar en cuanto alguien cuestiona algún detalle de su método.)
Solo soy médico y pediatra. Y me resulta absurdo lo de «enseñar a dormir».
Dormir es una necesidad vital. Dormir es tan necesario para vivir como comer. Experimentos con animales han demostrado que una ratita de laboratorio puede morir si se le impide dormir durante varios días seguidos. Por supuesto estas comprobaciones no se pueden hacer en humanos pero sí se sabe que es prácticamente imposible impedir de forma mantenida que una persona se duerma.
No hace falta aprender a dormir. Igual que no hace falta aprender a comer.
El recién nacido, desde los primeros minutos de vida, es capaz de alimentarse. No precisa que nadie le enseñe nada. Nace dotado de una serie de complejos reflejos que le permiten encontrar el pecho de su madre, engancharse a él y empezar a mamar. Son los reflejos de arraigo (pataleo, reptación, cabeceo, acercamiento del puño a la cara, lametadas, búsqueda y succión del puño)
Con el tiempo (hablamos de meses), estos reflejos se van perdiendo, pero a base de haber practicado varias veces al día, el bebé acaba sabiendo comer, y lo hará sin que nadie haya hecho por enseñarle.
Lo mismo sucede con el sueño. No. Lo mismo no. Es aún mas fácil. Si el bebé tiene sueño se duerme y punto. No hace falta ni un solo reflejo, ningún estímulo, ningún aprendizaje.
Como mucho necesitará sentirse calentito y seguro en unos brazos amorosos que lo acunen.
Distinto es que queramos que duerma en un momento concreto del día, durante unas horas concretas: por ejemplo, durante la noche, y a ser posible mientras sus padres también duermen. Para ello deberían tener desarrollado lo que se conoce como ritmo circadiano; es decir, la capacidad del organismo de distinguir el día de la noche para regular los ciclos biológicos, por ejemplo, el sueño y la vigilia. Esta capacidad se desarrolla en el niño alrededor de los 6 meses, y como todos los procesos madurativos, puede presentar grandes variaciones de un niño a otro. Algunos niños pueden dormir toda la noche de un tirón desde los primeros días de vida, pero si no lo hacen por si mismos, no se lo vamos a poder enseñar. Como mucho lo podemos condicionar para que «entienda» que aunque llore no lo vamos a atender y tendrá que dormirse solo.
Si queréis saber más sobre lo que sucede en el cerebro infantil cuando dejamos llorar a los niños, os recomiendo leer este enlace: muy bien explicado y con múltiples referencias bibliográficas.
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